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lunes, 30 de abril de 2018

GATO CON BOTAS

El gato con botas
Cuento infantil de El gato con botasÉrase una vez un viejo molinero que tenía tres hijos. El molinero solo tenía tres posesiones para dejarles cuando muriera: su molino, un asno y un gato. Estaba en su lecho de muerte cuando llamó a sus hijos para hacer el reparto de su herencia. –“Hijos míos, quiero dejarles lo poco que tengo antes de morir”, les dijo. Al hijo mayor le tocó el molino, que era el sustento de la familia.

Cuento para leer de El gato con botasAl mediano le dejó al burro que se encargaba de acarrear el grano y transportar la harina, mientras que al más pequeño le dejó el gato que no hacía más que cazar ratones. Dicho esto, el padre murió. Cuento infantil de El gato con botasEl hijo más joven estaba triste e inconforme con la herencia que había recibido. –“Yo soy el que peor ha salido ¿Para qué me puede servir este gato?”, – pensaba en voz alta. El gato que lo había escuchado, decidió hacer todo lo que estuviese a su alcance para ayudar a su nuevo amo. – “No te preocupes joven amo, si me das un bolso y un par de botas podremos salir a recorrer el mundo y verás cuántas riquezas conseguiremos juntos”. El joven no tenía muchas esperanzas con las promesas del gato, pero tampoco tenía nada que perder. Si se quedaba en aquella casa moriría de hambre o tendría que depender de sus hermanos, así que le dio lo que pedía y se fueron a recorrer el mundo. Caminaron y caminaron durante días hasta que llegaron a un reino lejano. El gato con botas había escuchado que al rey de aquel país le gustaba comer perdices, pero como eran tan escurridizas se hacían casi imposibles de conseguir. Mientras que el joven amo descansaba bajo la sombra de un árbol, el gato abrió su bolsa, esparció algunos granos que le quedaban sobre ella y se escondió a esperar. Llevaba un rato acechando cuando aparecieron un grupo de perdices, que encontraron el grano y se fueron metiendo una a una en el saco para comérselo. Cuando ya había suficientes, el gato tiró de la cuerda que se encontraba oculta, cerrando el saco y dejando atrapadas a las perdices. Luego se echó el saco al hombro y se dirigió al palacio para entregárselas al rey. Cuando se presentó ante el rey le dijo: – “Mi rey, el Marqués de Carabás le envía este obsequio. (Este fue el nombre que se le ocurrió darle a su amo)”. El rey complacido aceptó aquella oferta y le pidió que le agradeciera a su señor. Pasaron los días y el gato seguía mandándole regalos al rey, siempre de parte de su amo. Un día el gato se enteró de que el rey iba a pasear con su hermosa hija cerca de la ribera del río y tuvo una idea. Le dijo a su amo: – “Si me sigues la corriente podrás hacer una fortuna, solo quítate la ropa y métete al río”. Así lo hizo el hijo del molinero hasta que escuchó a su gato gritando: – “¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Se ahoga el Marqués de Carabás! ¡Le han robado sus ropas!”. Cuento para leer de El gato con botasEl rey atraído por los gritos se acercó a ver qué pasaba. Al ver que se trataba del Marqués que tantos obsequios le había enviado, lo envolvió en ropas delicadas y lo subió en su carruaje para que les acompañara en el paseo. El astuto gato se adelantó a la comitiva real y se dirigió a las tierras de un temido ogro, donde se encontraban trabajando unos campesinos. Los amenazó diciéndoles: – “Cuando el rey pase por aquí y les pregunte de quién son estas tierras, deberán responder que pertenecen al Marqués de Carabás, sino morirán”. De esta manera cuando el rey cruzó con su carruaje y preguntó a quién pertenecían aquellas tierras, todos los campesinos contestaron: – “Son del señor Marqués de Carabás”. El gato con botas que se sentía muy complacido con su plan, se dirigió luego al castillo del ogro, pensando en reclamarlo para su amo. Ya había escuchado todo lo que el ogro podía hacer y lo mucho que le gustaba que lo adularan. Así que se anunció ante él con el pretexto de haber viajado hasta allí para presentarle sus respetos. Cuando estuvo solo con el ogro, el gato le dijo: – “Me han dicho que es capaz de convertirse en cualquier clase de animal, como por ejemplo un elefante o un león”. – “Es cierto”, – contestó el ogro muy halagado y se transformó de inmediato en un rugiente león para demostrarlo. A lo que el gato contestó: – “¡Sorprendente! ¡Ha sido increíble! Pero me impresionaría más si pudieras transformarte en algo tan pequeñito como un ratón. Eso debe ser imposible, incluso para un ogro tan poderoso como tú”. El ogro ansioso por impresionar al gato, se convirtió en un segundo en un diminuto ratón, pero apenas lo hizo el gato se lanzó sobre él y se lo tragó de un bocado. Fue así como el gato reclamó aquel palacio y las tierras circundantes para el recién nombrado Marques de Carabás, su joven amo. Allí recibió al rey, que impresionado ante el lujo y la majestuosidad del castillo, le propuso de inmediato la mano de su hija en matrimonio. El hijo del molinero aceptó y luego de que el rey murió gobernó aquellas tierras, al lado de el gato con botas a quien nombró primer ministro.

EL SASTRESILLO VALIENTE

EL ZASTRESILLO VALIENTE
El sastrecillo valiente
En una pequeña ciudad, vivió hace mucho tiempo un joven sastrecillo que trabajaba todos los días cosiendo y remendando ropas con sus habilidosas manos. Cierta mañana, cansado de tanto laborar, el sastrecillo decidió comprar un poco de mermelada para comer con pan, y cuando recién se disponía a dar el primer bocado, aparecieron desde la ventana una docena de moscas que pretendían compartir con el sastrecillo aquel pan con mermelada tan suculento.
Maldiciendo y lamentándose, el joven comenzó a espantar a sus molestos visitantes, pero al ver que toda acción era en vano, se dispuso a eliminarlas con un paño mojado de la cocina. Tras dar un golpe seco y rápido sobre la mesa, el sastrecillo pudo ver que había logrado matar a siete moscas, por lo que, orgulloso de sí mismo, decidió bordarse sobre el cinturón un cartel bien grande en el que se leía: “SIETE DE UN GOLPE”.
Sin pensarlo dos veces, el sastrecillo abandonó la comodidad de su casa para pasearse por toda la ciudad con su cinturón bordado, no sin antes llevar consigo un trozo viejo de queso blanco y su mascota preferida: un pájaro.
De esta manera, anduvo el sastrecillo durante horas por toda la ciudad, y tanto dieron sus piernas, que llegó hasta lo más alto de una montaña, donde reposaba tranquilamente un temible gigante. “Hola, amigo mío” – le dijo el sastrecillo que parecía un granito de sal al lado de semejante criatura.
“No me molestes, enano. ¿No ves que estoy a mitad de mi siesta?”, dijo el gigante con desprecio, pero al ver el cinturón del sastrecillo en el que se leía “SIETE DE UN GOLPE”, la enorme criatura pensó que en realidad, aquel jovenzuelo había eliminado a siete caballeros, así que decidió ponerlo a prueba.
Con sus imponentes manos, el gigante tomó una roca del suelo y la exprimió entre sus manos. “¿Acaso eres tan fuerte como yo?” – le preguntó el gigante al sastrecillo entre risas burlones, pero este decidió seguirle el juego y rápidamente sacó el pedazo de queso blanco de su bolsillo y lo apretó con todas sus fuerzas hasta desmoronarlo.
Asombrado de tanta fuerza, el gigante quiso probar una vez más a aquel valiente joven, y tomando una piedra entre sus manos la lanzó tan alto que terminó perdiéndose en las nubes. “Ahora inténtalo tú, enano”, le dijo el gigante al sastrecillo mirándolo con desprecio, pero este no se dejó intimidar, y tomando de su bolsillo al pájaro que tenía por mascota, lo lanzó con todas las fuerzas de sus brazos hasta que el animal se perdió volando en el horizonte.
Enfurecido y malhumorado, el gigante se marchó del lugar, sin dejar de reconocer que en verdad, aquel hombre menudo le había ganado en materia de fuerza. Contento por aquella hazaña, el sastrecillo valiente se dispuso a continuar su travesía, y tras un largo caminar, arribó al palacio de un lejano reino.
En aquel lugar, vivía un viejo rey con su hija, una hermosa princesa. Al verla, el jovenzuelo no pudo ocultar su amor, y tan pronto se lo permitieron corrió a encontrarse con el rey para pedirle la mano de su hija.
“Valiente caballero, si estás dispuesto a casarte con mi hija, deberás probar tu valentía. En el bosque habita un malvado gigante que destruye las cosechas y asusta a los campesinos. Acaba con él y te prometeré a mi hija, la princesa”. Tan pronto terminó de hablar el rey, el sastrecillo salió a toda velocidad por el mismo camino que había transitado, y al cabo de unas horas, encontró por fin al gigante, tumbado a la sombra de varios árboles.
“Eh tú, grandulón, he pensado que esta tierra es demasiado grande para que podamos compartirla. Uno de los dos tiene que irse”, dijo el sastrecillo alzando su voz en lo alto. Al verlo, el gigante se llenó de furia, pero le pidió al sastrecillo que pasara una noche en su cueva, y si lograba sobrevivir, entonces aceptaría finalmente la derrota y se marcharía de aquellas tierras.
Sin preocuparse demasiado, el jovenzuelo acordó el trato y se marchó con el gigante a una cueva enorme en las afueras del bosque. Tan pronto arribaron al lugar, el gigante le ofreció su cama al sastrecillo, pero como hacía tanto frío y la cama era tan grande, el pobre hombre pensó que sería mejor acurrucarse en una de las esquinas, y así lo hizo.
En el medio de la noche, el gigante se acercó sigilosamente a la cama del sastrecillo, levantó el tronco de un grueso árbol y lo dejó caer con furia sobre el centro de la cama una, dos y tres veces. Sin embargo, a la mañana siguiente, el sastrecillo se levantó con toda tranquilidad y al verlo, el gigante se puso blanco como un papel. Sin decir media palabra, la enorme criatura salió disparada a toda velocidad, y nunca más se le ocurrió regresar a aquellas tierras.
De regreso al palacio, el sastrecillo pudo contar la noticia al rey, quien no dudó un instante en casar a aquel valiente jovenzuelo con la princesa para que vivieran muy felices por el resto de sus vidas.
Mi nombre es Diana Soledad Ledesma Marca actualmente estoy cursando el Tercer Ciclo de la carrera profesional de Educación Inicial   en el  Pedagógico de Puquio.

 Escogí esta carrera por vocación por me gustan los niños y tuve la oportunidad de  visitar el año pasado en el segundo ciclo el  jardín de Ccayao Nª 111 tuve la oportunidad de ingresar a sus salones y la profesora del salón Chela Ortiz  de 3 y años me recibió amablemente  y tuve la oportunidad de ver sus trabajos y jugar con los niños  .

Como futuras maestras debemos formarnos adecuadamente para ser una buena docente ya que enseñaremos a los niños pequeños que son el futuro de nuestro país ya que el rol de una maestra es fundamental en la sociedad ya que ellos dependen de nosotros para que sean ciudadanos de bien.

De igual manera agradecer a los maestros que nos están formando como futuros docentes.

Y agradecer  amis compañeras por formar parte de nuestra vida profesional.


Mi primer juguete fue una muñeca

Mi primer juguete fue una muñeca que me regalaron en mi cumple año me gustaba jugar todo los dias jugaba con mi amiga un dia lo preste y ella se lo habia llevado a su casa y su mama lo quemo des mi mama me pregunto donde estaba la muñeca y yo conte lo que paso y m castigo por prestar sin el miso de mi mama y no conpro otra muñeca asta que sea responsable un dia como culquier dia mi mama yego y me con una bolsa de regalo y me llamo y me dijo que ese regalo era para mi por ya abia aprendido aser responsable yo la abrase y lo dije que ria y que nunca mas iba aser cosas sin su permiso de a prendi que mi mama me lo conprara con sacrifisios